El pasado lunes 4 de abril de 2022, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) presentó la tercera entrega de su Sexto Informe de Evaluación: «Cambio climático 2022: mitigación».

El documento se aprobó con el apoyo de 195 países, y en él se alerta del continuo crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero durante la década 2010-2019, de forma que las emisiones medias anuales durante este periodo han sido las más elevadas registradas hasta la fecha.

El citado Sexto Informe se ha estructurado en diferentes entregas:

  • la primera entrega (agosto 2021), se centró en las bases físicas del calentamiento y concluyó que la aceleración del cambio climático es responsabilidad de la acción humana, AR6 Climate Change 2021
  • la segunda entrega (febrero 2022), impactos, adaptación y vulnerabilidad, destacó que el alcance y magnitud de la crisis climática es mayor de lo estimado hasta el momento, Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability
  • Esta tercera y última entrega, tal como se plasma en el informe aprobado el lunes 4 de abril, se centra en las medidas de mitigación necesarias para mantener el calentamiento global dentro unos límites seguros. Climate Change 2022: Mitigation of Climate Change

Según revela el Informe, el elevado aumento de emisiones pone en peligro el cumplimiento de los objetivos establecidos en el Acuerdo de París, donde se fijó un incremento máximo en la temperatura a nivel mundial de 1,5ºC o sustancialmente inferior a 2ºC.

MEDIDAS DE MITIGACIÓN PLANTEADAS

Para alcanzar el cumplimiento de los límites de temperatura del Acuerdo de París se necesita una acción urgente y ambiciosa a todas las escalas, además de una profunda transformación social e industrial hacia un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.

Según concluye el nuevo informe, limitar el calentamiento global a 1,5ºC es casi inevitable, pero se podría reducir por debajo del nivel crítico hacia finales de este siglo. Para ello, se requiere que las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero alcancen el pico antes de 2025 para que luego se reduzcan en un 43% antes de 2030 y hasta el 84% en 2050. Para cumplir con esta meta se estima que el uso global de carbón, petróleo y gas tendrá que haberse reducido un 100%, un 60% y un 70%, respectivamente, en comparación con 2019.

Dentro de un contexto de desarrollo sostenible, se contemplan medidas de mitigación de emisiones en todos los sectores: sistemas energéticos y urbanos, agricultura, selvicultura, uso del suelo, edificios, transporte, industria, aspectos sociales, patrones de consumo, etc. Se menciona también la relación entre las vías de emisión y los esfuerzos de mitigación durante los últimos años, y hace referencia a los compromisos nacionales en los objetivos a largo plazo.

A la luz de la publicación del informe, la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera ha indicado que “estamos en una década crítica para la lucha contra el cambio climático y no tenemos tiempo para dudar. Conocemos la fragilidad de la profunda dependencia de los combustibles fósiles, los injustos efectos negativos del cambio climático y la subida de los precios de la energía”.

Así, la limitación del calentamiento global exige importantes transiciones del sector energético, siendo la alternativa más clara el uso de energías renovables con una reducción sustancial del uso de combustibles fósiles, una electrificación generalizada, mayor eficiencia energética y uso de combustibles alternativos. Según indica el Secretario General de la ONU, António Guterres, “es hora de que dejemos de quemar nuestro planeta y empecemos a invertir en las renovables”. Además, se señala que la eliminación de las ayudas públicas a estos combustibles, como las que están aprobando los gobiernos para contrarrestar la subida de los precios de la gasolina por la guerra de Ucrania, lograría por sí sola una reducción del 10% de las emisiones mundiales para 2030.

En el informe también se destaca el potencial que tiene la reforestación para impulsar los sumideros cuando se implementan de forma sostenible, pero se advierte: “no pueden compensar completamente el retraso en la acción en otros sectores”. Los expertos se refieren aquí al riesgo de que se quiera luchar contra el cambio climático solo con acciones de reforestación sin recortes brutos de las emisiones.

En cifras, el sector AFOLU (agricultura, selvicultura y otros usos de la tierra), representó entre el 13 y el 21% del total de las emisiones de GEI en el periodo 2010-2019. Al mismo tiempo, los ecosistemas terrestres naturales y gestionados fueron un sumidero de carbono, absorbiendo alrededor de un tercio de las emisiones. Según se indica en el informe, este sector ofrece un importante potencial de mitigación a corto plazo a un coste relativamente bajo y puede proporcionar un 20-30% de la reducción de emisiones en 2050. Por tanto, se necesitan urgentemente intervenciones políticas efectivas y planes nacionales de inversión orientados hacia una reorientación gradual de las actuales subvenciones a la agricultura y la selvicultura.

Por otro lado, en el informe se desarrollan medidas de mitigación que tienen que ver con el uso de la innovación, desarrollo y transferencia de la tecnología, y la utilización de técnicas de eliminación de dióxido de carbono de la atmósfera, evaluando los riesgos asociados.

De vital importancia son también otras medidas que se abordan en relación a instituciones y políticas, cooperación internacional y financiación. En este sentido, los países menos desarrollados defienden que no están preparados para realizar los cambios necesarios y que necesitan ayuda financiera de las naciones más ricas para reducir las emisiones y ayudarles a adaptarse a los impactos de la crisis climática. Madeleine Diouf Sarr, presidenta del grupo de países menos desarrollados en las conversaciones de la ONU sobre el clima, dijo: “Los países menos desarrollados sólo contribuyen a una pequeña fracción de las emisiones mundiales, y sin embargo son los que más sufren los impactos climáticos. Nuestras posibilidades de lograr un desarrollo sostenible se ven fundamentalmente socavadas por la inacción de los grandes emisores. Esto debe cambiar”.

PRINCIPALES CONCLUSIONES

Las conclusiones principales que se reflejan en el informe son:

  • El uso del carbón debe ser eliminado de forma efectiva para cumplir la meta de los 1,5ºC, pero las nuevas infraestructuras de combustibles fósiles previstas actualmente no cumplirían este objetivo.
  • Las emisiones de metano deben reducirse en un tercio.
  • Se hace muy necesaria la conservación de suelos y la gestión forestal sostenible, pero la reforestación por sí misma no es suficiente para compensar las emisiones que producen los combustibles fósiles.
  • La inversión en el cambio hacia un mundo con bajas emisiones de carbono es seis veces menor de lo que debería ser.
  • Todos los sectores de la economía mundial, desde la energía y el transporte hasta los edificios y la alimentación, deben cambiar drástica y rápidamente, y se necesitarán nuevas tecnologías, como el combustible de hidrógeno y la captura y el almacenamiento de carbono.

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