Según datos de la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2020 (FRA 2020) realizada por la FAO los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre, lo que equivale a 4.060 millones de hectáreas. Simplemente el orden de magnitud de esta cifra debería bastar para darnos cuenta de la importancia que tienen los bosques como hábitats para la biodiversidad (contienen 60.000 especies de árboles diferentes, el 80% de las especies de anfibios, el 75% de las especies de aves y el 68% de las especies de mamíferos de la Tierra), como moduladores del ciclo hidrológico o como retenedores de suelo frente a la erosión, constituyendo uno de los elementos más importantes de la biosfera.
Pero también resultan fundamentales desde un punto de vista socioeconómico. Cerca de 1.600 millones de personas –más del 25% de la población mundial– dependen de los recursos forestales para sus medios de vida y la mayoría de ellas aprovecha los árboles para obtener alimentos e ingresos. Uno de cada tres hogares del mundo depende de la leña como combustible para cocinar. Además, unos 764 millones de personas utilizan combustible de leñoso para hervir el agua y limpiarla.
El principal riesgo al que se enfrentan los bosques a nivel mundial es la deforestación. Si bien es verdad que determinadas regiones sufren altas tasas de deforestación (principalmente por la conversión de sus áreas en terrenos agrícolas), también es cierto que dicha tasa globalmente se está reduciendo; al igual que hay que señalar el aumento de la superficie forestal de otras regiones, debido al abandono del medio rural. [1]
En España la superficie forestal ocupa 26,28 millones de hectáreas, lo que supone el 52% del territorio nacional; y aumenta con una tasa anual de 2,19%. Después de Suecia y Finlandia, España es el tercer país de Europa con mayor superficie forestal arbolada (en torno a 18 millones de hectáreas). El resto de la superficie, aunque desarbolada presenta formaciones vegetales (matorrales, herbáceas, etc.) también de importancia por su biomasa y fijación de carbono.
Apenas existen bosques primarios en nuestro país debido a la secular actividad antrópica. En cuanto a las especies que nos encontramos, el 55,5% está compuesto por frondosas, 37% por coníferas, y el 7,5% restante por masas mixtas. Los bosques y otras formaciones vegetales en España constituyen un importante hábitat para la biodiversidad que ocupa el 68% de la superficie terrestre protegida, y albergan 615 especies silvestres bajo el régimen de Protección Especial (40,2% son aves y el 27,6% son especies de flora).[2]
Según el Anuario de estadística forestal, la superficie ordenada o sujeta a instrumentos de ordenación va aumentando en España cada año. En 2018 la superficie ordenada aumentó en casi 43.000 hectáreas respecto al año anterior, llegando al 18,5% de la superficie forestal. Las siguiente gráfica muestra el porcentaje de superficie ordena respecto de la superficie forestal total para cada Comunidad Autónoma.
Respecto al aprovechamiento, anualmente crecen en nuestros bosques 45 millones de metros cúbicos de madera; cifra tres veces superior a la cuantía que es aprovechada (15 M m3/año). Estos datos se contraponen con las necesidades de importación que tiene España en prácticamente todos los productos forestales de origen maderable (carbón vegetal, astillas, madera aserrada, residuos de madera, pasta de papel, etc.)
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[1] FAO (2020) Global Forest Resources Assessment 2020: Main report. Rome.
[2] Bravo, F., Guijarro, M., Cámara, A., Díaz Balteiro, L. Fernández, P., Pajares, J.A., Pemán, J., Ruiz Peinado, R. (2017). La situación de los bosques y el sector forestal en España – ISFE 2017. Ed. SECF.